martes, 28 de junio de 2011

Desastre de persona.


Nunca he sido, ni he querido ser, el prototipo de chica ideal.
No soy una belleza exótica, no tengo un corazón de oro y tampoco una voz dulce.
Fumo de media unos cuatro cigarros al día, he llegado a emborracharme antes de las ocho de la tarde y no soy todo lo casta y pura que mi madre querría.
A veces, actúo sin pensar. Y en otras ocasiones, ni actúo.

Por mucho que lo intente, no soy la novia perfecta. Siempre acabo odiando el concepto "relación" y las implicaciones que ello conlleva.
Quiero noches locas, perder la cabeza con la música y tener que hacer esfuerzos sobrehumanos para que desaparezcan las lagunas provocadas por el alcohol.

Lo siento por ello, de verdad que lo siento;
pero ahora mismo quiero quedarme estancada en mi inmadurez y estupidez,
aprender de mis errores y que el paso del tiempo y mis futuras circunstancias sean quienes decidan.